Mis ojos se fueron con la espuma aquella tarde de cariados pianos y albatros gritones, estúpida escena de postal y tus manos floridas diciéndoles cosas dulces a los pelos de mi barba.
su polla decidió mirar al cielo al ver aquel pezón púrpura aflorar en el baño de la discoteca,
antes de follarse apuraron las rayas sobre el documento nacional de identidad y sus identidades se mezclaron como enloquecidas serpientes danzando al son de acentuados bajos e incoherentes rezos trás la puerta,
sus bocas hablaron la lengua primitiva y nació en la ciénaga, como siempre, el amor.
Habité tus ojos, miraste a un cuervo y me fui con él, observaste el nacimiento de una miriada de mosquitos en un charco y me sumergí en su escasa profundidad. Seguí habitándolos aun un tiempo, sufrí cuando tus ojos se dedicaron a las facturas y al lado de tristes letras lloré mis penas, esperé paciente a que miraras a un árbol o a un acuario de esos tan bonitos o por que no a otro hombre pero tu mirar impredecible, negro y bello se volvió hacia mi con violencia y dulzura y acabó mi viaje en ti, esa forma tan precisa de desconocerte.
Fuiste todo ojos y la noche que había dejado de ser un caballo fue para ti el vientre de una ballena y se oscurecieron los focos del escenario mientras anudados leones copulaban brutalmente como suelen copular los leones, fuiste todo ojos y la orquesta no paró ni un instante de tocar canciones de bautizos bodas y funerales.
lo cotidiano se transforma en simbólico cuando se aprende a desmirar y es ahí donde surgen dudas como sandías, carnosas dudas, agua nada mas para limpiar la mugre de las escuelas.