
Habité tus ojos,
miraste a un cuervo
y me fui con él,
observaste el nacimiento
de una miriada de mosquitos
en un charco
y me sumergí
en su escasa profundidad.
Seguí habitándolos
aun un tiempo,
sufrí cuando tus ojos
se dedicaron a las facturas
y al lado de tristes letras
lloré mis penas,
esperé paciente
a que miraras a un árbol
o a un acuario de esos
tan bonitos
o por que no a otro hombre
pero tu mirar
impredecible, negro y bello
se volvió hacia mi
con violencia y dulzura
y acabó mi viaje en ti,
esa forma tan precisa
de desconocerte.
3 comentarios:
mola mucho antonio
un besazo
Peeeeeeero, de qué demonios hablas?
qué maravilla!
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