jueves, 1 de abril de 2010

CIUDAD REFLEJO, NO CIUDAD DE VACACIONES




No es la lluvia
lo que hunde a la ciudad
en su reflejo,
es la tristeza que sudan
los televisores

¿me pasas una cucharilla?
¿que tal el trabajo?

Son las palomas
mensajeras de un universo
en decadencia,
del eterno estado apocalíptico.

Desde que inventamos a dios
no hablamos de otra cosa.
Creo que hoy no echan el partido.

Y las ciudades ajenas
beben de la idea de ciudad
y la vanidad se materializa
en los autobuses,
en las relucientes inmobiliarias,
en los pretenciosos modernos
restaurantes.

¡y su hija!, con quince años
y preñada de un indio o un
pakistaní o dios sabe lo que será
ese muchacho.
Una cosa es libertad
y otra libertinaje.

La ciudad atmósfera enferma
transcurre en su camino
hacia la noche,
la noche perfecta máscara,
poder transformador
de espacios anónimos.

Creo que mañana será un buen día.
Si, hasta mañana ciudad,
amor,
destino.

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