miércoles, 21 de enero de 2009

AL - MUTAMID, AL - FARO


Aquel que conquistaba ciudades y les cantaba como si fuesen hermosas mujeres, el que amó como ninguno; el generoso y lúdico Al-Mutamid, leyenda del mundo árabe que fue en España tolerante y culto y que nos dejó la hermosa herencia que forma parte de la idiosincrasia de un pueblo abierto, hospitalario y culto.
Agonizaba el califato de Córdoba cuando tres ilustres y ricos sevillanos se hicieron con el poder en la ciudad de Sevilla. Abul-Qasim Muhammad Ibn´Abbad , en el año 1023, se proclamaría emir de Sevilla tras romper definitivamente los lazos con los últimos califas de Córdoba y deshacerse de sus compañeros de triunvirato.
Así, el abuelo de Al-Mutamid iniciaba la dinastía de los Abbadíes, que convirtió el pequeño reino de Sevilla, con un territorio que no alcanzaba la actual provincia, en un gran estado formado por El Algarve, Huelva, Algeciras, Ronda, Sevilla, Córdoba y parte de Jaén y Murcia.
Fueron reyes ambiciosos cuya fuerza residió en un ejército, conformado, como todos los de la Península, por musulmanes, cristianos y judíos, a los que se sumaron mercenarios e incluso criminales; su ansia de conquista sólo fue igualada por su gusto por lo estético, su elevada cultura y su culto a la belleza y a la poesía.
Fue Sevilla en esta época la capital de la poesía, el placer y la cultura, que dotaron a la sociedad sevillana de un alto nivel de bienestar. Ésta es, a la larga, la verdadera gloria de la dinastía Abbadí.




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Un enamorado
aquejado de pasión,
una enamorada
tan loca como él,
los dos quieren arder
en el encuentro de amor
¡Señor, une sus dos cuerpos
cuanto antes!


Une sus dos cuerpos
cuanto antes,
que la sombra
de los cerezos
orne la escena,
no faltará un trino,
una lágrima de alegría,
un aroma de azahar
en un seno rosado.
¡Únelos!
y que se separen
al alba.


Al – Mutamid de Sevilla, Antonio Al - faro de Londres


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