trágate los dedos tamborileros en la madera
financiados por tu abúlica soledad,
arráncate los ojos mecaguendiós
que solo filtran y filtran
y no son capaces de frenar
las referencias artísticas o simbólicas
que conectan al amarillo
con la contemplación del amarilo,
cástrate que no te engañe
el compulsivo deseo de perpetuar
la raza tecnocrática.
1 comentario:
un honor tu presencia en mi careta, titán.
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